¿Qué es la
dislexia?
La dislexia es un trastorno caracterizado por una dificultad para la comprensión de textos escritos, así como para distinguir o memorizar letras o grupos de letras, entre otros problemas. Su presencia suele detectarse entre los ocho y los 13 años de edad, y se origina cuando el hemisferio cerebral responsable de procesar la información visual actúa a menor velocidad que el hemisferio encargado de los procesos del lenguaje.
En
ocasiones se engloba también en este concepto a otro trastorno que va
íntimamente asociado a la dislexia, la disgrafía o dificultad de escritura.
Esta afección hace que, en general, resulte muy difícil llevar a cabo un
aprendizaje normal, y puede ser más o menos incapacitante en función de qué
tipo de síntomas predominen en cada individuo.
Los
síntomas que manifiestan los pacientes con dislexia pueden aparecer como un
conjunto o, lo que es más habitual, de forma aislada. Podría decirse que estos
síntomas tienen dos orígenes; por un lado se encuentran los factores
neurofisiológicos, debidos a una maduración más lenta del sistema nervioso y, por
otro lado, existe un factor psicológico, debido a las presiones y tensiones que
influirán en el progreso del trastorno
Causas de
la dislexia
Las causas
de la dislexia no están aún del todo determinadas, debido a las dificultades
que entraña el estudio de un órgano tan complejo como el cerebro, cuyo
funcionamiento representa un reto para la medicina. Se sabe que existe un
componente genético, determinado por la herencia de ciertos genes que
predisponen a padecer la enfermedad. Un ejemplo de ello es el gen dcd2, activo
en los centros cerebrales implicados en la lectura; se ha detectado que este
gen presenta menor actividad en individuos disléxicos. Este y otros factores
genéticos están siendo estudiados en la actualidad, con el fin de hallar las
causas y la cura de esta patología.
Existen otra serie de causas que pueden dar lugar a la aparición de la dislexia:
Causas
neurológicas consistentes en una pequeña disfunción cerebral (la dislexia no
cursa con ningún otro tipo de deficiencia intelectual).
Causas
emotivas (trastornos emocionales, tensiones).
Causas
asociativas (dificultad para asociar una palabra con un sonido y con su
significado).
Causas
metodológicas (por aplicación incorrecta del método de enseñanza de
lectura-escritura). En algunos casos, el individuo desarrolla el trastorno por
no comprender o no distinguir los conceptos de 'fonema' y 'grafía'.
Tipos de
dislexia
Respecto a
los tipos de dislexia, en primer lugar se debe distinguir entre dislexia
adquirida y dislexia evolutiva. La dislexia adquirida aparece a causa de una
lesión cerebral concreta. En la dislexia evolutiva, en cambio, el individuo
presenta las dificultades características de la enfermedad, sin una causa
concreta que la explique.
Tanto en
la dislexia adquirida como en la evolutiva, pueden diferenciarse otros tres
tipos de dislexia, clasificados en función de los síntomas predominantes en el
paciente:
Dislexia
fonológica
El
individuo realiza una lectura visual de las palabras. La lectura visual es
aquella en la que se observan las palabras de una forma global, deduciendo (más
que leyendo) las palabras conocidas, es decir, eso que la mayoría de las
personas hacen al echar un vistazo rápido a una nota, o cuando buscan una
palabra concreta dentro de un texto. Esto da lugar a dificultades y errores a
la hora de comprender una lectura:
Pueden
leer correctamente palabras conocidas pero les resulta imposible la lectura de
palabras desconocidas y pseudopalabras (palabras inventadas que en muchas
ocasiones se emplean para evaluar distintas alteraciones del aprendizaje).
Cometen
abundantes errores visuales o errores de lexicalización, por ejemplo leer
“casa” en lugar de “casu” o “lobo” en lugar de “lopo”.
Errores
morfológicos o derivativos, en los que confunden los sufijos: comía/comiendo,
calculadora/calcular.
Dislexia
superficial
Este tipo
de dislexia es el más habitual en niños; en este caso se emplea de forma
predominante la ruta fonológica. Esta ruta es la que permite leer las palabras
a partir de los fragmentos más pequeños, las sílabas. Las personas con dislexia
superficial tienen dificultad para leer palabras cuya lectura y pronunciación
no se corresponden, por ello afecta principalmente a angloparlantes puesto que
el inglés es un idioma en el que en muchos casos las palabras no se corresponden
de forma directa con una pronunciación determinada (las letras no tienen un
único sonido, sino que este depende de cómo se hallen combinadas las mismas en
una palabra).
Por otro
lado, las complicaciones derivadas de este tipo de dislexia van asociadas a la
complejidad o longitud de las palabras.
Dislexia
profunda o mixta
Solo se da
en los casos de dislexia evolutiva. Se encuentran dañados los dos procesos de
lectura, el fonológico y el visual. Esto supone:
Graves
dificultades para descifrar el significado de las palabras.
Incapacidad
para leer pseudopalabras.
Errores
visuales y derivativos.
Errores
semánticos o paralexias, por ejemplo, confundir la palabra “feliz” con
“Navidad”.
Dificultad
para palabras abstractas, verbos y palabras función (palabras sin significado
que funcionan como nexo entre otras palabras “un”, “el”, etc.).
Síntomas
de la dislexia
Aunque el
síntoma más característico de la dislexia es la dificultad para comprender los
signos del lenguaje escrito, este trastorno es en realidad el resultado de un
conjunto de problemas, tanto psicológicos y aptitudinales como pedagógicos e
instructivos. Entre los primeros se encuentran:
Mala
lateralización
Se
entiende por lateralidad el predominio funcional de un lado del cuerpo respecto
del otro, es decir, lo que normalmente hace definir a las personas como
diestras, zurdas o ambidiestras. El dominio lateral de uno de los lados del
cuerpo se establece alrededor de los cinco años de edad. Si se produce alguna
alteración en este proceso, el individuo verá disminuida su capacidad para
organizar la visión espacial y el lenguaje. Normalmente, llevará asociados
también problemas psicomotrices (equilibrio, esquema corporal -percepción del
individuo sobre su propio cuerpo- , etcétera).
Alteraciones
en la psicomotricidad
Suelen
manifestarse en los niños con dislexia, independientemente de la carencia o no
de una lateralidad bien definida. El conjunto de signos que definen esta
alteración suelen presentarse combinados y provocan un estado de torpeza
general a la hora de realizar muchos movimientos. La falta de ritmo (tanto en
el movimiento como en el lenguaje), falta de equilibrio estático y dinámico, o
un conocimiento insuficiente del esquema corporal, son algunas de las
manifestaciones más características de la alteración psicomotriz en pacientes
con dislexia.
Trastornos
perceptivos
Al existir
un problema a la hora de percibir la posición de su propio cuerpo, se creará de
forma inherente en el individuo una incapacidad para percibir de manera
adecuada la relación espacial de todo cuanto le rodea, la situación de los
objetos (arriba/abajo, delante/detrás), y la posición de las cosas respecto de
sí mismo. Esto influirá también en el aprendizaje, puesto que al leer y
escribir también existirá una percepción alterada del orden de las letras y las
palabras.
Los
trastornos pedagógicos e instructivos suelen ser detectados en niños en edad
escolar. Según la edad, se percibirán unos u otros síntomas que lleven al
diagnóstico concreto. Los padres y, principalmente, los profesores, observarán
de forma sistemática confusiones de letras con forma parecida, bajo nivel de
comprensión, errores en la lectura, inversiones, omisiones y adiciones en la
escritura, etcétera.
Aparte de esto,
el niño disléxico tenderá a mostrar falta de atención y una disminución
progresiva del interés por el estudio debido al enorme esfuerzo que le supone
alcanzar los objetivos propuestos y seguir el ritmo de sus compañeros. Esto,
unido a los problemas psicomotrices, lleva en numerosas ocasiones a que el niño
trate de crear un escudo de defensa frente a quienes le rodean, dando lugar a
una inadaptación personal importante.
Diagnóstico
de la dislexia
En
el diagnóstico de la dislexia, es
crucial la implicación de los maestros; ellos son los que más oportunidades
tienen de detectar cualquier indicio de que el niño presenta una dificultad
y, por tanto, de poner sobre aviso a la familia de manera precoz. Una vez que
existe la sospecha de que pueda tratarse de un trastorno de este tipo,
deberán descartarse otras posibilidades como:
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Una visión
defectuosa.
Una
audición deficiente.
Lesiones
cerebrales no diagnosticadas.
Un
coeficiente intelectual inferior a lo normal.
Trastornos
emocionales.
Presencia
de alguna otra patología que influya en el aprendizaje (dolores o malestar que
disminuyan la capacidad de concentración).
Métodos
educativos inadecuados.
Una
entrevista con la familia es también muy recomendable, ya que esto permitirá
valorar las condiciones del entorno del niño y su posible influencia en los
síntomas observados: embarazo complicado, nivel socio-cultural, clima afectivo,
etc..
Una vez
descartada la presencia de otras anomalías, se procederá a evaluar las
características de la enfermedad mediante distintos test y pruebas para su
diagnóstico. Para ello, conviene que tu pediatra te derive a un logopeda
especializado que realice dichas pruebas:
Test de
Frostig: se emplea en niños de cuatro a siete años. Este test se realiza para
estudiar el desarrollo de la percepción visual. Evalúa la coordinación visio
motora, las relaciones espaciales, etcétera.
Test de
análisis de lectura y escritura: son distintos test que detectan los métodos de
lectura y escritura del niño, así como los mecanismos que no están funcionando
correctamente. Los test de lectura se aplican en niños de menor edad que los
test de escritura.
Test de
comprensión lectora: se utiliza con niños de seis o siete años, para evaluar su
nivel de comprensión a la hora de descifrar un texto.
También
cabe la posibilidad de evaluar las deficiencias en la capacidad
psicomotriz por medio de pruebas como:
Test de
estructuras rítmicas de Mira-Stambak: se realiza para diagnosticar la
percepción temporal. Consiste en evaluar la capacidad del niño para crear un
ritmo de forma espontánea, para reproducir un ritmo creado por otra persona, y
para comprender las estructuras y simbolismo del mismo.
Pruebas de
dominancia lateral: basadas en estudios de movilidad y flexibilidad de los
músculos, pruebas de ejecución de órdenes (enfilar cuentas, repartir cartas,
saltar sobre un pie...).
Tratamiento
de la dislexia
La
dislexia puede ser tratada, y los resultados que se obtienen suelen ser muy
positivos. Para ello es fundamental conseguir un diagnóstico a tiempo y conocer
con precisión el tipo de dislexia que sufre el paciente. En niños hasta los
nueve años, el tratamiento asegura una recuperación total o casi total. Después
de los 10 años resulta más complicado el aprendizaje de determinados parámetros
y, por tanto, suelen requerirse terapias más largas.
El
tratamiento de la dislexia debe ser completamente personalizado y adaptado a la
edad y síntomas del paciente; cada niño sufrirá diferentes carencias y
requerirá que se haga especial hincapié en distintos aspectos. La manera de
superar la dislexia consiste básicamente en aprender a leer y escribir de
nuevo, adaptando el ritmo de aprendizaje a las capacidades del niño.
Este es un
trabajo muy duro para un niño de cualquier edad, y es muy fácil que pierdan el
interés rápidamente o que se den por vencidos. Por ello, es primordial en todos los casos crear interés, motivar, y
llevar a cabo la terapia con actividades que no resulten tediosas.
Los
pedagogos y profesionales tienden a enfocar el tratamiento de una forma u otra
en función de la edad:
Niños en
educación infantil: normalmente aún no están aprendiendo a escribir, de modo
que se insiste en prevenir dificultades futuras con ejercicios que activen la
conciencia fonológica (rimas, dividir palabras en sílabas, etc.).
Niños de
seis a nueve años: a la tarea de aumentar la conciencia fonológica va a sumarse
el trabajo lector. Se insistirá en un incremento de la lectura y lectura en voz
alta, siempre tratando de proporcionar textos atractivos que despierten el
interés del niño.
Niños
mayores de 10 años: a esta edad es difícil corregir carencias en la conciencia
fonológica. Lo mismo ocurrirá con la lecto-escritura, de modo que la terapia se
centrará en tratar de encontrar técnicas y trucos que faciliten la comprensión
de textos.
Dislexia
en el adulto
La mayoría
de los casos de dislexia se detectan en edad escolar y son tratados de forma
adecuada. Pero existe un porcentaje de personas que sufren dislexia y no lo
saben, lo que supone una enorme fuente de frustración e inseguridad para ellas,
ya que se ven constantemente sometidos a presiones, estrés, esfuerzo extra,
etc. A esto se suma la falta de apoyo a la que se enfrentan en ocasiones los
pacientes que han sido diagnosticados y que están recibiendo tratamiento, a los
que se debe hacer saber que no están menos capacitados que los demás, y que
tienen a su disposición los recursos que necesiten para superar sus
dificultades.
Por otro
lado, es importante recordar que se trata de un trastorno crónico, y que aunque
una persona haya tenido la oportunidad de recibir tratamiento durante la
infancia, esto no significa que al llegar a la edad adulta no deba seguir
aprendiendo y esforzándose.
Escrito
por Natalia Dudzinska Camarero, bióloga
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