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ARTICULOS

Aprendiendo a aprender

Según Piaget, la enseñanza secundaria se corresponde con el estadio de las operaciones formales, etapa que supone una serie de habilidades muy importantes para el aprendizaje de los contenidos escolares, tales como la adquisición del pensamiento hipotético-deductivo. Pero las investigaciones demuestran que tan solo el 50% de los adultos alcanza el pensamiento formal, lo que confirmaría que esta habilidad cognitiva no se alcanza espontáneamente (al menos no de forma generalizada).
PRINCIPALES HABILIDADES DEL PENSAMIENTO
Habilidades metacognitivas: Planificación, evaluación, organización, monitorización y autoevaluación.
Habilidades de Razonamiento: Inducción, deducción, analogía, razonamiento informal.
Habilidades de solución de problemas: Selección de información, indentificación de la meta, planificación, elección, ejecución y evaluación de la solución propuesta.
Estrategias de aprendizaje: Repaso, elaborción, organización. Hábitos y técnicas de estudio.
El dominio de los esquemas operacionales formales, supone que el individuo domina una parte, sin duda muy importante, del conjunto de todas las habilidades cognitivas de las que dispone o puede disponer el ser humano para resolver las diferentes tareas que se presentan a lo largo de su vida, sin embargo, el pensamiento creativo puede exigir al individuo poner en marcha habilidades muy diferentes a las propias del pensamiento formal.
Los últimos avances teóricos sobre la adquisición y el desarrollo de habilidades intelectuales desde la perspectiva cognitiva del procesamiento de la información ponen también de manifiesto la existencia de habilidades generales y específicas de dominio.
Componentes del procesamiento de la información
Metacomponentes: procesos de alto nivel cognitivo que se utilizan para planificar y evaluar.
Componentes de ejecución: de bajo nivel cognitivo, sirven para poner en marcha estrategias concretas.
Componentes que corresponden a la adquisición de conocimiento: implicados en el almacenamiento de nueva información.
Estos componentes se aplican dependiendo el tipo de tarea que los sujetos deben resolver. Y así, seleccionando la información relevante frente a la irrelevante o dotarla de coherencia depende en buena medida del conocimiento previo que el sujeto tenga.
Recientemente se ha destacado la importancia de que la educación obligatoria se desarrollen las denominadas habilidades del pensamiento, entre las que se incluyen el razonamiento inductivo, el deductivo, el analógico, así como la capacidad de argumentación y contrargumentación que forman parte del denominado razonamiento informal. A estas habilidades, otros agregan las propias del pensamiento creativo, todas ellas desarrollarían el pensamiento crítico o la capacidad para reflexionar sobre los propios procesos de pensamiento y razonamiento.
Las habilidades del pensamiento serían parte de las habilidades generales. Suponen un avance importante frente a las habilidades más generales propuestas por Piaget puesto que amplían las habilidades metacognitivas, reflejando un nivel mayor de desarrollo cognitivo. El desenvolvimiento y la eficacia de estas habilidades estarían ligadas al conocimiento específico sobre el que han de ponerse en marcha.
En esta línea, de nada o de muy poco sirve incluir asignaturas tales como "estrategias de aprendizaje" o "técnicas de estudio". Para que el alumno tenga éxito fundamental que el alumno se sienta motivado a utilizar lo que aprende: estas habilidades deben planificarse dentro del contexto específico en el que vaya aplicarlas, estos es, las asignaturas curriculares.

Bibliografía

LIMON, M. y CARRETERO, M. (1995), "Apectos Evolutivos y Cognitivos: adolescencia, Educación Secundaria Obligatoria y reforma educativa actual", en: Cuadernos de Pedagogía, 238, pp.39-4

 

 

 Resolución de conflictos en el aula: La Amenaza

Análisis de un caso real en el nivel medio
Resultado de imagen de conflictos en el aulaUn alumno de quinto año es aplazado trimestralmente. La situación es la siguiente: un alumno al que llamaremos Mariano desatiende a las clases, no entrega los trabajos prácticos en las fechas acordadas (ni grupales ni individuales), se ausenta durante la evaluación y durante el recuperatorio. El día de cierre de trimestres, la profesora no tiene ninguna calificación numérica, excepeto un 1(uno) conceptual que refleja que ha desatendido a las clases y no ha cumplido con los objetivos mínimos. El día de la entrega de notas, Mariano también está ausente. La profesora se ve en la obligación de pasar la nota, aún sin hablar con él.
A la semana siguiente, mientras la profesora está dando clase en otro curso, un grupo de compañeros de Mariano amenaza a la profesora respecto a que revise la calificación trimestral. La profesora responde que no es el momento de hablar de eso. Se produce una situación violenta y de descontrol. Los alumnos, se masifican y comienzan a gritar. No hay autoridades. La docente logra hacerlos salir del aula y retomar la clase con el otro grupo. Pero finalmente, arrojan un papel por la ventana con un mensaje: "si no le sacás el uno a Mariano, la vas a pasar mal".
Cabe destacarse que Mariano no estaba dentro del grupo masificado, y que la petición tenía el tono jocoso de una broma pesada, entre chicos de un quinto año. Sin embargo, la nota anónima enviada por escrito, hizo que la situación pasara a mayores.
Naturalmente, Mariano fue el primer sospechoso. Sin embargo, había razones para considerar que la irracional demanda no había sido iniciativa de él, sino por el contrario un actitud inmadura de parte del grupo que, impulsado por la impunidad que otroga el anonimato, no supo medir consecuencias.

Análisis del conflicto

El conflicto descrito, resulta complejo ya que en el se observan dos problemáticas superpuestas. Por un lado, el alumno que fracasa, tanto respecto a su rendimiento como respecto a su comunicación con el docente y con el resto del grupo, y por el otro, el del grupo de clase que utiliza la situación como desencadente para dar espacio a una situación violenta a través de recursos intimidatorios dirigidos al docente: "Alumnos y docentes: No saben. No pueden decir en qué momento se volvieron enemigos." (Percia, 1994).
Abodaremos pues el análisis de estos dos conflictos, así como también las relaciones que se establecen entre ambos.
1.

El conflicto grupal

La clase, es un grupo y por lo tanto, es de vital importancia para el pedagogo contemplarla desde la perspectiva de la psicología colectiva. "Una clase es en efecto, una pequeña sociedad en la que los alumnos piensan, sienten y actuan de distinto modo que cuando se hallan aislados" (Durkheim, 1911, citado en Filloux, citado en Percia, 2000:91), en efecto, la clase en forma grupal se expresa amparándose en el anonimato. Esta actitud, en nuestra opinión puede ser analizada a través de dos diversos niveles de lectura. Aparentemente, un primer nivel, el grupo buscaría agredir al profesor para lo cual utilizarían como factor desencadenate la situación académica de Mariano. En un segundo nivel, la actitud del grupo era una agresión encubierta al propio defendido que terminó, a fin de cuentas siendo el principal perjudicado por el acontecimiento.
2.

El conflicto individual

El principal problema del fracaso escolar de Mariano no fue ni la falta de estudio, ni la falta de compromiso. Ni siquiera otro tipo de problemas intelectuales o afectivos. EL problema escencial fue la carencia de comunicación. Comunicación con la profesora, por estar ausente de las clases, ausente en las instancias de evaluación y ausente incluso en el reclamo y finalmente "ausente también respecto a la relación respecto a sus pares ya que se vio innecesariamente involucrado en una situación que perjudicándolo directamente, no había iniciado ni promovido, pero sin embargo, lo tenía por principal protagonista.

Abordaje del conflicto

"Para poder intervenir en situaciones de grupo quizá sea necesario pensar el ideal de transparencia de la comunicación" (Percia, 2000) La frase nos sugiera una clave para abordar el problema. Efectivamente, la comunicación es lo que permite ajustar los diferentes puntos de vista, integrarlos, y hallar una solución.
1.

Conflicto grupal

Todo discurso es indirecto (Deluze, Giles y Guattari, 1994). De algún modo, esto parece sugerir que los mensajes no se tranfieren linealmente. De lo contrario, múltiples variables construyen una autopista en donde hay puentes y hasta cruces. En el caso del conflicto grupal que estamos analizando, deberíamos preguntarnos cual es mensaje que esperaba transmitir el grupo con la agresión puesta en evidencia hacia la profesora, tomando como excusa la situación acadmémica de un compañero. El grupo, actuando como un teléfono descompuesto, hacía ecos de un reclamo cuyo principal interesado parecía evadir. Ahora bien, cabe preguntarse cuál era para el grupo el principal objeto de agresión, si el docente o Mariano, ya que, naturalmente, hay diferentes formas de decodificar el mensaje.
"La complicidad es un componente del diálogo" (Percia, 2000). Es interesante observar que el la descripción del conflicto hay un componente lúdico que no debe ser minimizado. En efecto, cuando los alumnos fueron invitados al diálogo, se defendieron diciendo que era una broma. Y posiblmente lo era, teniendo en cuenta los códigos que se habían puesto de moda en cierto sector de la escuela. Sin embargo, se trataba de un juego que trasgredía normas de convivencia oportunamente acordadas, y por sobre todo, pasaba por alto la problemática del principal involcrado.

¿Cómo abordar el conflicto grupal?

Principalemente, invitando al grupo a reflexionar sobre lo sucedido. ¿Por qué eligieron el anonimato para expresar lo que sucedida? Si se trataba de una broma, ¿por qué la broma tomó forma de amenaza? ¿Por qué nadie consideró las consecuencias que tal acción podrían ocasionarle al compañero? Los relatos, se superpondrán seguramente. En nuestra opinión, lo importante sería generan un clima distendido pero que no se pierda el centro de la problemática abordada.
Finalmente, diremos que también hemos planteado que, pese a las posibilidades preventivas, una buena propuesta para resolver el conflicto, una vez que éste se ha presentado, sería la propuesta de una instancia de mediación, que le permitiera al grupo analizar la problemática desde diferentes perspectivas.
2.

Conflicto individual

Las dificultades de Mariano para satisfacer los requisitos necesarios para aprobar la materia, no hubiesen llamado excesivamente la antención en el curso. De hecho, es bastante recurrente, que esto suceda con alumnos que cursan quinto año, en el último trayecto de la secundaria. La evasión del estudiante a dialogar con la docente, la pasividad ante la cual sus propios compañeros, inician una demanda violenta e intimidatoria, confluyen en una actitud indiferente.
A menudo, este tipo de conflictos, parecen afectar más a los docentes que a los alumnos. Invitado al diálogo, Mariano se excusa respecto a su incumplimiento alegando alguna situación familiar, cuando nunca antes había mencionado problema alguno. Sin embargo, lo que más le preocupa, en diálogo con la docente que lo ha aplazado, es explicar que no ha tenido participación alguna en la "amenaza" instrumentada por el resto del grupo.
Es difícil abordar preventivamente este tipo de fracasos escolares, puesto que la falta de interés y motivación por parte de un alumno que se siente ya, fuera del secundario es notablemente ambivalente. En primer lugar, Mariano aparece indiferente frente al proceso de enseñanza aprendizaje y su reacción es más por el conflicto social que por su situación académica. Sin embargo, ambos están relacionados, porque su pasividad hacia el estudio puede verse parlelamente también en relación a su vínculo con sus compañeros. Y en segundo lugar, el fracaso en alguna materia, indirectamente, prolonga la dependencia con la institución escolar que habrán de abandonar en breve para poder asumir el desafío de los estudios superiores.

¿Cómo abordar el conflicto del alumno?

Es importante que tanto los docentes como los alumnos se encuentren contenidos dentro de la institución. En efecto, a menudo los docentes parecen más preocuparse por los fracasos escolares de los alumnos que los alumnos mismos. De este modo, deberían existir siempre espacios para el diálogo que pudiesen generar espacio para la reflexión que se anticipe a este tipo de conflictos.
G.C.
Bibliografía
Arnaiz, P. e Isús, S. (1998). "La Tutoría, ¿Tarea de Quién?" y "La Programación de la Acción Tutorial", en La Tutoría, Organización y Tareas. Barcelona: Editorial Graó.
Bajtín, M. (1990). "Introducción. Planteamiento del Problema", en La Cultura Popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El Contexto de François Rabelais. Primera edición en Español: 1987. Alianza: Madrid.
Benjamín, W. (1989). "La Obra de Arte en la Época de su Reproductividad Técnica", en Discursos Interrumpidos I. Bs. As.: Taurus.
De Brasi, J. C. (1987). "Desarrollos sobre el Grupo-Formación", en AA.VV. Lo Grupal. Bs. As.: Ediciones Búsqueda.
Freud, S. (1993). "El Creador Literario y el Fantaseo", en Obras Completas. Bs. As.: Editorial Amorrortu.
Heidegger, M. (1994). "La Pregunta por la Técnica", en Conferencias y Artículos. Barcelona: Editorial Del Serbal.
Kaminsky, G. (2000). "Una Sola Voz que se Multiplica", en Escrituras Interferidas, Singularidad, Resonancias, Propagación. Bs. As.:Piadós.
Lowe, P. (1997). Apoyo Educativo y Tutoría en Secundaria. España: Editorial Narcea.
Percia, M. (1994). Una Subjetividad que se Inventa. Bs. As.: Lugar Editorial.
Percia, M. (1997). "Unidad en lo Grupal y Unificación del Pensamiento", en Notas para Pensar lo Grupal. Bs. As.: Lugar Editoria

¿Qué es el aprendizaje escolar?

La enseñanza escolar propone la apropiación de rutinas, prácticas, información de dudosa filiación con las ciencias, las prácticas sociales existentes extra-muros y aun los propósitos expresados formalmente en los currículos. Las prácticas escolares suelen proponer "artefactos" en el sentido de invenciones generadas por las propias practicas escolares cuyo sentido no aparece apoyarse en algún referente extra-muros.
Así es pues que es una preocupación corriente la de relacionar las prácticas escolares con los fines que supuestamente debe perseguir la escuela. Porque la institución escolar deja de ser una fase intermedia que media entre diversos aspectos de la cultura y los sujetos para crear una cultura propia que se transforma en un fin en sí misma.
Las prácticas escolares implican un quiebre en la cotidianeidad de los sujetos... pero éste finalmente parece resultar un obstáculo sino más bien su razón de ser: la escolarización implica que el sujeto se someta a un régimen específico que pretende una ruptura clara con formas de cognición: habla, comportamiento, etc.
Sintetizando, diremos que las prácticas correspondientes a las instituciones escolares, se distinguen de otros hechos de la vida social puesto que:
a. Constituyen una realidad colectiva
b. Delimitan un espacio específico
c. Actúan en unos límites temporales determinados
d. Definen los roles de docente y discente
e. Predeterminan y sistematiza contenidos
f. Proponen formas de aprendizaje descontextualizado.
Es sabido pues que el fenómeno educativo y la instrucción sistemática preceden a la escuela moderna pero por cierto, cambian de escala con su desarrollo hacia finales del siglo pasado.
A partir de entonces, la escuela propone una serie de logros sobre las poblaciones y el hecho de que despliegue sutiles tácticas individualizadoras, no debe llevarnos a perder de vista que, en definitiva, la razón de ser de la escolarización masiva es la de lograr un rendimiento homogéneo sobre una población heterogénea.
En términos de Foucault, los dispositivos tienen la función estratégica dominante (no única) que responde a objetivos específicos. Los objetivos de los dispositivos de la modernidad se relacionan con el gobierno de las poblaciones.
El aprendizaje escolar es un objeto creado por el dispositivo. La escuela moderna constituye así, un dispositivo para el gobierno de la niñez, que produce la infancia escolarizada generando la categoría de alumno.
Si la transmisión del saber supone a alguien que posee ese saber y otros que van a aprenderlo, la escolarización resolverá ese punto poniendo a muchos que "no saben" al comando de unos pocos que "sí saben".

La actividad escolar como unidad de análisis

En este contexto, no es difícil inferir que la escuela, pues, genera demandas cognitivas específicas, diferentes a las que los sujetos enfrentan con la vida cotidiana.
Esto implica, naturalmente que en la escuela no solo se desarrollan contenidos formales y saberes explícitos, sino apropiarse de los particulares rasgos de la actividad y aprender el oficio del alumno.
En efecto, la actividad sistemática incita a los alumnos a construir sus propios procesos intelectuales.
En definitiva, una de las modalidades centrales del funcionamiento de aprendizaje escolar radica en que exigen el dominio de sistemas de representación que permiten a su vez la creación y manipulación de contextos espacio-temporales remotos. Esto es, que se promueve el uso de instrumentos semióticos (como la escritura) o formales (como las matemáticas) o incluso aquellas formas sistemáticas de conceptualización que portan las teorías científicas en forma progresivamente descontextualizada.

Las unidades de análisis de aprendizaje escolar

Enfoques didácticos y triádicos:
Tradicionalmente el aprendizaje escolar fue considerado bajo un enfoque didáctico: maestro/alumno. De esta forma, el proceso educativo fue ingenuamente reducido al encuentro entre dos sujetos, ignorando el resto de las variables intervientes.
Este enfoque se modifica con la concepción triádica: docente/alumno/saber en un contexto constituido por el entorno escolar. El sistema de enseñanza se instala también dentro de un sistema social (de acuerdo a Chevallard, los padres, los científicos y la instancia política) en el cual entran en juego aspectos fundamentales del funcionamiento didáctico: las negociaciones, los conflictos, y las decisiones sobre el saber que habrá de enseñarse en la escuela (problema de la transposición didáctica).
Este cambio de enfoque respecto a los sistemas didácticos, generó considerar la especificidad del contenido, y produjo entre otras cosas un progresivo corrimiento del trabajo y la investigación didácticas hacia las didácticas centradas en los contenidos. A su vez, obligó a reformular los presupuesto ideológicos que se basan en los modelos didácticos.
Milaret había identificado así ocho triádas posibles:
  1. educador/alumno/saber general
  2. educador/alumno/materia
  3. educador/alumno/escuela paralela o no escuela
  4. educador/alumno/padres
  5. educador/alumno/otros educadores
  6. educador/alumno/sociedad
  7. educador/alumno/instalaciones materiales y condiciones de vida
  8. octa triada: educador/alumno material/y/o apoyos de la enseñanza
(Milaret, 1986)
Finalmente diría el autor que es preferible pensar la educación como una función de n variables, entre las que cabe considerar la sociedad y sus características, el sistema escolar en su conjunto, los métodos y técnicas, la estructuración del espacio, los programas, el sistema de reclutamiento y formación de docentes, la institución escolar, el micromedio o comunidad inmediata y el equipo docente.
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Infancia y escuela: Comenius, Rousseau y La Salle.

Sobre la alianza escuela-familia
El traspaso de la educación infantil al ámbito de la esfera pública exige una alianza entre las familias y la escuela a través de la cual, se delegue en esta última la tarea educativa que hasta el momento pertenecía al dominio de los padres.
Esta transferencia de roles, supone el inicio de un proceso cuyos objetivos se se vinculan a la necesidad de una mayor homogeneidad en la formación de la infancia/juventud: "La educación escolar será transferida a la esfera pública, lo que no necesariamente implica la escolarización estatal sino un decidido control general y extrafamiliar de la acción adulta sobre la infancia" (Naradosky, 1994 pp.62)
Para Comenius, por ejemplo, la educación pertenece naturalmente a los padres, sin embargo, estima que dadas las obligaciones de éstos es raro que dispongan del tiempo necesario para dedicarse a dicha tarea. En efecto, para el autor, el rol del docente es complementario del paterno y surge con el objeto de subsanar una carencia concreta. A la necesidad de educar a los niños dentro de escuelas, se agregará otro elemento más: una utilidad en dos dimensiones, la primera de índole didáctica (los niños aprenden mejor al lado de otros niños) y otra el de dejar la instrucción en manos de un especialista. Aquí aparecen la necesidad de un criterio de universalidad que requiere, inevitablemente, mecanismos suprafamilares que pongan en marcha la homogenización educativa. Finalmente, el orden requiere también una racional división del trabajo.
La universalización no es posible sin el dispositivo de alianza no se encuentra lo sufiencientemente institucionalizado, y desde la perspectiva comeniana, es imposible alcanzar el ideal pansófico (enseñar todo a todos).
En Rosseau, el desarrollo teórico de la infancia se profundiza y la pedagogización se vuelve evidente, por lo tanto, este dispositivo adquiere una importancia aún mayor. En efecto, Emile debe honrar a sus padres, pero debe obediencia solamente a su maestro. A los efectos prácticos, Emile es un huérfano ya que todos los deberes y derechos de los padres han sido delegados en el educador. De esta forma, Rosseau examina la naturaleza del contrato que da substancia a la alianza y concluye que si el docente carga con el deber que naturalmente le corresponde al progenitor, entonces también herederá los derechos naturales. El hijo ajeno, convertido ahora en alumno, está bajo el dominio absoluto del educador.
Al analizar este dispositivo en la obra de La Salle, vemos como se articula con la disciplina. Para éste autor, la disciplina escolar es necesaria para el funcionamiento escolar1. Profundizando la alianza familia-escuela, La Salle procura demostrar que es el niño el responsable de la indisciplina escolar y nunca el maestro. Por lo tanto, se dirige a los padres señalando que no escuchen las quejas de los hijos en relación a los castigos impuestos por el maestro. El docente no puede equivocarse jamás, si algún niño ha sido castigado, es porque ha cometido alguna falta y, dado que corregir faltas es la tarea sobre la cual se basa la pedagogía de La Salle, los padres que no deseen que sus niños sean sancionados (para lograr la corrección) por los docentes, la única opción es no enviarlos a la escuela. El padre debe aceptar la infalibilidad del maestro para sostener esta alianza a través de la cual delega su rol de educador en los especialitas.

La infancia

En primer lugar, es importante destacar que no posible en la obra de Comenius discernir entre niño y alumno. En efecto, el concepto de niño es inaplicable al pensamiento pedagógico del siglo XVII y el autor representa claramente ésta línea de pensamiento en la cual la infancia no depende del accionar adulto. Para Comenius, la infancia sería algo así como una etapa inevitable en el trayecto que ha de ser recorrido secuencialmente de acuerdo al orden previsto. El grado cero a partir del cual se inician una serie de pasos que representan el camino hacia la plenitud: "Dividremos estos años de creimiento en cuatro distintos períodos: infancia, Puerencia, Adolescencia y Juventud, fijando en seis años la duración de cada período y asignándole una escuela pecualiar ". (Comenius, 1997, pp. 159). En efecto, la graudalidad, es el operador central de su obra dado que se vincula a la característica troncal del ordenamiento de las cosas del mundo. De este modo, la infancia es el mejor momento para el aprendizaje, no hay cosas aprendidas aún. La niñez, es entonces, el punto de partida, la base sobre la cual se construirán los logros posteriores. En otras palabras, si el objetivo a alcanzar es la formación de un hombre completo, entones ha de existir un sujeto incompleto que completar. Esta incompletitud caracteriza la infancia.
Mientras que en el discurso pedagógico de Comenius, la organización adquiere una dimensión significativa y la infancia es ubicada moderadamente dentro de este esquema, en el de Rosseau, la niñez es tratada de forma más impulsiva, excesivamente reconocida y caracterizada como particularidad humana. En efecto, Comenius considera a la gradualidad una necesidad orgánica también atravesada por otras especies. Rosseau, por el contrario, intenta demostrar que lo infantil es algo típicamente humano: la niñez es necesaria.
Es interesente destacar que Comenius no realiza un cálculo exacto de edades, porque para él, la diferencia entre infancia y adultez es tan sólo una diferencia de grado. Por el contrario, Rosseau precisa la duración de cada etapa. En la misma línea, la niñez es, en función de la dependencia de los niños respecto al mundo de los adultos. Dicha dependencia es propia de la especie humana: "Nacemos débiles, tenemos necesidad de fuerza; nacemos desprovistos de todo, tenemos necesidad de asistencia, nacemos estúpidos, tenemos necesidad de juicio. Todo lo que nosotros no poseemos por nacimiento y de lo que tenemos gran necesidad al ser mayores, nos es dado por la educación" (Rosseau, Jean Jacques, 1985, pp. 35). La infancia es para Rosseau un orden diferente al adulto. La verdadera libertad será de acuerdo a esto, someterse a la necesidad y, luego de lograrlo, alcanzar la razón, lo cual marca la frontera entre la infancia y la adultez.
El pensamiento pedagógico de La Salle, se caracteriza por el detalle y la reglamentación. Esta pedagogía, se centra en la figura del docente sobre el cual recae la responsabilidad de obsevar y corregir conforme al bien: "El reprender y corregir a aquellos de quienes uno está encargado, cuando incurren en alguna falta, es señal y fruto de celo que se tiene del bien y salvación de sus almas" (La Salle, s/f).
Por otra parte, relación entre el maestro y el estudiante se ritualiza. El silencio, protagonista de la función de vigilancia, creará el espacio para la atenta mirada docente que deberá detectar las acciones trangresoras que deberán ser corregidas. "Exitadlos a menudo a huir del pecado con la misma prontitud con que huirían de una serpiente. Sea vuestro principal empeño inspirarles el horror a la impureza y procurar que eviten toda irreverencia en la iglesia y durante las oraciones" (La Salle, s/f). Los hombres, en efecto, son para La Salle, propensos al pecado, pero más aún lo son los niños, lo cual se justifica por la carencia de juicio. En este sentido, podemos observar cierta analogía con Rosseau, ya que la carencia de juicio, implica necesariamente la inexistencia de razón2.
La mirada del docente, sobre el cuerpo infantil, a fin de vigilar para corregir, da a lugar a un sistema en el que se implementa un registro individual de los alumnos que incluye, además de datos de inscripción, los antecedentes familiares de cada uno. Estos instrumentos de información y control respecto de los niños que ingresan en la institución escolar, implican no solo la profesionalización del docente sino también la acumulación de información respecto a la niñez dentro del espacio escolar.
G.C.
Bibliografía
COMENIUS, J. (1997), "Cap. VI: "Conviene formar al hombre si debe ser tal", "Cap. IX: Se debe reunir en las escuelas a toda la juventud de uno y otro sexo", "Cap. X: La enseñanza en las escuelas debe ser universal", "Cap. XI: "Hasta ahora hemos carecido de escuelas que respondan perfectamente a su fin", y "Cap. XXXIII: "De los requisitos necesarios para comenzar la práctica del método universal", "Cap. XXVII: "De la división de las escuelas en cuatro especies conforme a la edad y aprovechamiento", en: "Didáctica Magna", Séptima Edición, Porrúa. México, 1997
ROUSSEAU, J. (1985), "Libro Primero", "Libro Segundo" y "Libro Quinto", en: "Emilio o De la educación", Editorial EDAF, pp. 35-86.
LA SALLE, J. B. (s/f), Meditaciones sobre el misterio de la enseñanza

 

La infancia, una construcción de la modernidad

La modernidad, parece ser el punto de confluencia en donde surge una imagen acaba de la infancia que se proyecta hasta nuestros días en los cuales, comienza a advertirse cierto quiebre en esta construcción.
En la antigüedad romana, tal como señala Philippe Aries, la vida era dada dos veces, la primera, al salir del vientre materno, y la segunda, cuando el padre lo elevaba. Ésto es coherente con la importancia de los vínculos electivos en la antigüedad respecto a los sanguíneos. Esta situación, comienza a cambiar a partir de los siglos II y III (no por méritos del cristianismo, sino en tanto que los cristianos se apoderaron de la nueva moral) surge un nuevo modelo de familia, que repercute en el niño. Los vínculos carnales, comienzan a ser importantes, en efecto, el matrimonio, comienza a predominar sobre otras formas de unión. De esta forma, la fecundidad adquiere una valor determinante y va a preparar a muy largo plazo la función que desempeñará el niño.

La infancia en la Edad Media

En la edad media, el poder del individuo no depende del rango sino del número y cantidad de su clientela, la cual, se funde con la familia y como los lazos de sangre son los que mejor asegurar la lealtad, se potencia la revalorización de la fecundidad.
El infanticido, por ejemplo, practicado con frecuencia en la antigüedad, es catalogado como un delito, si bien estas prácticas subsisten vergonzosamente.
Pero la infancia, a lo largo de la Edad Media, permanece en las sombras, es a partir del siglo XIV donde comienza a concederse cierta importancia a la infancia, que recién llegaría a verse descubierta completamente en el Emille de Rosseau.
A partir del siglo XVI, en efecto, los niños adquieren valor en sí mismos, Aries señala. El modo de vestir, que, en contrapartida con lo que sucedía en tiempos medievales, se diferencia del atuendo de los adultos.
De este modo, fundamenta Aries que, la infancia es una construcción histórica que termina de ser elaborada en la modernidad. No es natural sino una elaboración histórica.
En el siglo XVII, comienza a configurarse la ternura en función de la infancia, sin embargo, existe un sentimiento bifronte que contrapone dicha ternura con la severidad que supone la educación. Del siglo XVIII al siglo XVIII, se ha manifestado una revolución en la afectividad que parece expresarse o simbolizarse a través de la infancia: la muerte infantil, durante mucho tiempo provocada luego, solamente aceptada, ha llegado a ser intolerable.
La afectividad, según Gélis, es un elemento a tener en cuenta, respecto al nuevo modelo de niño que surge en la modernidad. Por ejemplo, señala respecto a esto, los textos que refieren a que el niño es más "despierto y maduro".
Por otra parte, la transición de la familia troncal (en la que el individuo no vale sino en función del cuerpo de pertenencia) a la familia nuclear, en coincidencia con el traspaso de la educación a la escolarización, tiene el objeto de integrar al niño así como potenciar el desarrollo de sus capacidades. La familia, al amparo de la Iglesia y el Estado, delegaba su responsabilidad educadora.
Gelís señala como la infancia idealizada se trasluce en dos modelos (tal vez complementarios) a través de la mistificación (santidad) así como el del niño laico excepcional (prodigio). En efecto, el deseo de tener hijos, deja en la modernidad de ser tan sólo una necesidad para garantizar permanencia, sino simplemente la oportunidad de amarlos y dejarse amar por ellos.

El niño en la modernidad

En la modernidad, la pedagogización de la infancia da lugar, a un infantilización de parte de la sociedad. Esto significa que se pone en marcha un proceso a través del cual. La sociedad comienza a amar, proteger y considerar a los niños ubicando a la institución escolar en un papel central. Infatilización y escolarización aparecen en la modernidad como dos fenómenos paralelos y complementarios.

Baquero y Naradowski, concluyen que la infancia es una construcción de la modernidad puesto que parte de la población se hace acreedora de una serie de características que serán condensadas en ciertas instituciones, así como la determinación de parámetros de limitación en los discursos científicos y normativos.

La crisis de la infancia moderna

La concepción actual de la infancia, no es natural o dada. Como sucede con otras elaboraciones de la cultura, nos resultan tan obvias que olvidamos que devienen de un proceso histórico que las fue configurando. La modernidad, parece ser el punto de confluencia en donde surge una imagen acabada de la infancia que se proyecta hasta nuestros días en los cuales, comienza a advertirse cierto quiebre en esta construcción.
En la modernidad, la pedagogización de la infancia da lugar, a un infantilización de parte de la sociedad. Esto significa que se pone en marcha un proceso a través del cual la sociedad comienza a amar, proteger y considerar a los niños ubicando a la institución escolar en un papel central. Infatilización y escolarización aparecen en la modernidad como dos fenómenos paralelos y complementarios.
Baquero y Naradowski, señalan que la infancia es una elaboración de la modernidad y que dicha construcción, atraviesa acutalmente por una crisis. En efecto, los modelos a los que refería la educación moderna, parecen desvanecerse el contexto actual.
Se menciona, por ejemplo, que el niño poseería en nuestros días un acceso a los medios de comunicación en el cual la información llega hacia él en la misma medida del adulto. Ya no existiría esta separación tajante entre el mundo infantil y el del hombre, tal como lo formulaba Rosseau. Entonces, la infancia pasiva, en la cual, gradualmente, el niño era iniciado al mundo adulto merece una revisión. Es así que las diferencias entre estos dos mundos, sólo pueden ser controladas dentro del espacio escolar, que es claramente "artificial" de la escolarización. Pero el mundo infantil, fuera de la escuela, se ha modificado.
En mi opinión, creo que estamos viendo el nacimiento de una nueva infancia. Por un lado, la revolución de las comunicaciones y la simplificación en la operación de la tecnología de la información, han colocado a los niños en una posición de igualdad frente a los adultos. Es cierto que la escuela no es ya el único ámbito en donde circula el saber, a menudo, muchas veces, esta aparece "corriendo" por detrás de lo que los niños ya han aprendido en otros espacios3.
Finalmente, se observa que si bien la autonomía de la infancia parece acelerarse y mientras se potencia la estimulación de los niños propiciando un desarrollo que modifica las normas del pasado, vemos como se anticipa la adolescencia, demorándose sin embargo, cada vez, más el proceso de autonomía que insertará definitavamente al joven en la sociedad adulta.
G.C.
Bibliografía:
ARIES, PHILIPPE (1993), "La infancia", en Revista de Educación N° 254, España..
BAQUERO, R Y NARODOWSKI, M. (1990), "Normatividad y Normalidad en Pedagogía", en: Revista Alternativas Año IV, Nº6, U. Nac. Del Centro, Tandil, Argentina, pp. 35-46.
BAQUERO Y NARODOWSKI (1994), "¿Existe la infancia?", en: Revista IICE Año III Nº 6, Miño y Dávila, Bs.As. pp. 61-67.
GÉLIS, JACQUES (1994), "La individualización del niño", en: Aries, P. Y Duby, G., Historia de la vida privada, Tomo 4, Taurus, Barcelona.
NARODOWSKI, M. (1994), "Cap. 2: El imperio del orden", en: "Infancia y Poder La conformación de la Pedagogía Moderna", Editorial Aique, Bs.As., pp. 61-107.
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